Los Feticheiros
El fetiche en España es un objeto que te da más o menos suerte. En medicina lo utilizamos para indicar que una persona fija su deseo sexual en un objeto inanimado, con el que obtiene el máximo placer sexual (fetichismo).
En Angola el Fetiche es el hechicero, el que echa el mal de ojo.
Pero gracias a Dios existe el quimbanda o fimandero o quimadero. Éste tiene la alta responsabilidad de encontrar a aquél que hizo el hechizo y que ocasionó la muerte del niño… o del abuelo, o de la vaca. Es el adivinador.
Hasta ahí todo nos suena a historias leídas e incluso estudiadas. Pero en Angola el significado es otro.
En este país conviven varias etnias, creencias y formas de ver la vida. Esos conceptos ancestrales son muy complicados de eliminar. E incluso podríamos pensar que quién es nadie para cambiarles su “tradición”.
Hasta aquí supongo que todos estamos de acuerdo.
Pero aquí este concepto toma otro cariz.
Si un niño muere hay que ir al quimbanda para que adivine quién fue “el capullo” que le echó el mal de ojo y le mató. Curiosamente el “gran mamón” culpable suele ser personas cercanas a la familia (quién si no) sobre todo indefensos: abuelos o niños. El culpable lo tiene mal. A partir de ahí hay que limpiarle, purificarle. Las acciones son variadas y no vienen al caso, pero lo mejor y lo más habitual es que lo separen de la familia y le “arrojen a la calle”. Lo normal es que esas prácticas lo traumaticen y le dejen “loco” o malucho (que dicen aquí).
Este predicción obliga a que TODOS los familiares del finado acudan al óbito, porque el que no viene… seguramente será el feticheiro. Pero como efecto secundario tiene que la familia del obituado se gasta todo el dinero, porque tiene que dar de comer a todos los familiares que vienen (algunos son primos que hacía 30 años que no se veían, pero… cualquiera no viene!!).
Y después lo dicho… la purga.
No sólo ocurre con los que mueren.
He conseguido estar en la consulta de un médico argentino local, con amplia experiencia en enfermedades tropicales, lo que me está ayudando a conocer la patología de aquí. Llevan historia clínica en la que escriben las patologías, tratamientos y evolutivos (como si de un país civilizado se tratara).
Cuando el paciente hace más de 4 -5 meses que no va a consulta lo primero que se le pregunta es “¿Dónde estuviste todo este tiempo, estuviste fuera, te hiciste rico o fuiste al quimbanda?, al quimbanda verdad?” Normalmente es así.
Por eso os contaré el caso de un paciente de 50 años, diabético que hacía 6 meses que no acudía a la consulta. “¿porqué no viniste desde entonces, estabas controlado; ahora tienes 350 a azúcar?... Fuiste a fimandero? Cuanto te sacó, dime, dime?” en ese tono argentino embaucador pero en portugués local mezclado con chowco. “30.000””¿30.000 kwanzas, 300 dólares? Y qué te dio un hechizo, un bebedizo?”.
Pobre gente. ¡Qué tristeza y que coraje!. Robar a los pobres… Seguramente tuvo que pedir prestado a toda la familia y a más, y ahora… pobre y diabético.
Por no contar los consejos (errados?) de los ancianos y las costumbres “ancestrales”. Aquí también le introducen el biberón pronto, casi tan pronto como en España (a partir incluso del 1º ó 2º mes). Pero como saben que el agua no es buena y también para evitar los cólicos del lactante, preparan el biberón añadiéndole al agua un ajo, una bolita de naftalina, una raíz de jengibre, palitos y piedrecitas. Por eso cuando el niño de 1 – 2 meses llega a la consulta con aspecto malo, dolores abdominales, etc el interrogatorio se hace dirigido: ¿le das ya biberón, verdad?. Sí. Déjamelo ver (dice mientras la médica se abalanza al bolso de la madre y le busca el biberón con todos esos venenos dentro. Muchas veces ese suele ser el diagnóstico. El tratamiento, por desgracia es y será por tiempo, más complicado.