La policía y Los milicos
En un país arrasado por dos guerras enlazadas que en total duraron 40 años (la guerra más larga de África) lo que más me asusta, sin duda, son la policía y los militares.
Pero no os engañéis. Cuando hablas con la gente te dice que está bien, porque si no se pone orden, después de todo lo vivido, esto sería un caos. Se mantienen entre el miedo y el respeto. Especialmente miedo les tienen los gatunos (los chorizos). Pero también la gente normal.
Sea como sea me asustan, no lo puedo remediar.
Y no sólo porque haya cantado en más de un concierto aquello de “mucha policía, poca diversión”. Cuando les ves grandes, negros, uniformados y con ese aire de suficiencia… te acojonas… como si a tu lado se hubiera colocado un gran mandinga jefe.
Llegas al aeropuerto y sientes que te miran como diciendo: “ande te crees que vas, calamar?”. Se abstienen de saludarte, “pa´qué”; y de decirte adiós, a pesar de que tú insistes constantemente en decir “obrigado, obrigado”. Ellos te miran y ponen cara de pez. Y tú piensas “si no lo hago obligado, sino porque quiero (que siempre dicen Víctor y Jorge). O como siempre dice Almudena : “yo siempre saludo, que mis padres se gastaron un dinero en darme educación. Si ellos no la tienen será su problema”.
En esto que ves correr a dos mandingas que se acercan al grupo y piensas: “si no te mueves no suelen atacar”. El que se movió fue uno sacando una foto para recordar el momento de pisar África… que puede que se convierta en el momento de pisar la primera comisaría de África.
Ahora ya de vuelta, puedo contar lo ocurrido el primer día.
Con la alegría de la llegada fuimos a visitar un colegio salesiano cercano a la sede inspectorial. Yo cometí uno de mis tantos errores. No cogí el pasaporte. Y nos llevó en el coche (por ir más rápido) Luis, un cooperante gallego muy majo.
La calle por la que salíamos estaba llena de agua por una rotura de una conducción. Parecía que vadeábamos el Orinoco (también por los olores). Callejeamos un poco y llegamos a una gran arteria (4 carriles: 2 y 2): circulaban a caraperro, con pitidos constantes, metiendo el morro del coche, colándose (una gran ciudad, vamos).
Salimos cuando podemos con tan mala suerte que nos encontramos de frente a una moto de la policía que iba delante de otro coche de policía (?? : muy mala jugada, como se anota en argot ajedrecístico).
Al frenar nos quedamos cruzados y cortando un carril. Da igual; el motorista se cruza más y corta un carril contrario. Sale del coche policial un negro inmenso como la noche. GRANDE. Además bien uniformado; de bonito. El motorista pide el carnet de conducir y se pira. El gran negro al ver que todos somos blancos nos pide los pasaportes.
Mientras tanto Luis, lógicamente nervioso, no para de preguntar “señor agente, qué infracción hemos cometido, nos paran porque somos blancos… “ etc.
No te preocupes. Yo no tengo el pasaporte. Le doy el DNI.
- Qué es esto?
- El carnet de identidad de España, soy español.
- Esto no sirve, esto es Angola, no es España.
- Ya lo sabemos, perdone, lo tenemos aquí en casa a 5 minutos, no se preocupe, lo traemos, (Llamad a Filiberto para que lo traiga, rápido)..
- Venga vamos a la DEFA (control de inmigración, la hemos cagado)
Madre mía: las rejas, las fotos, la pastilla de jabón….
- Pero espere hombre (decía Luis), si no hemos hecho nada agente (nos paran porque somos blancos, pero qué mala suerte. El teléfono de Filiberto no contesta…) Pero mire, tenemos el pasaporte en casa, ahora lo traemos
- A la DEFA.
Y a veces se producen milagros. Filiberto y Manolo (padres salesianos) iban a pie al colegio al que íbamos nosotros. Al ver el coche se preguntaron que qué sería lo que ocurría. Se acercaron y vieron el pastel.
- ¿Pero qué habéis hecho?
- Y yo qué sé, todo el mundo cruza por aquí, nos han parado por ser blancos.
- Que no puede hacer este giro, hombre.
- Si todo el mundo lo hace…
Después de identificarse ambos padres el negro entró en razón. Me devolvió el DNI. Me echó la bulla.
- Pero la multa se la ponemos.
Lo que suelen querer es que des una gasosa (la palabra la usan para denominar a las coca-colas, pero en este caso es para refrescarse ellos). Pero como lógicamente los salesianos están a educar no se pueden permitir entrar en la dinámica del soborno y la corrupción. Le pusieron la multa (100 dólares) y le retuvieron el carnet durante más de 3 semanas. Porque a pesar de ir varias veces a por él… no conseguían encontrarlo, (lógico que no lo encuentren si tú no “te acuerda” de refrescarles la memoria con la gasosa). Hasta que por intercesión (sin plata por delante, claro) de un trabajador que conocía a uno de la comisaría se lo han terminado por devolver.
Así que yo prefiero no ver a los policías.
Filiberto sí, porque cuando hay un engarrafamento (atasco) si llega un policía lo gestiona mejor (a diferencia de España, que cuando hay un atasco es porque hay un policía).
En el viaje de vuelta, en carro (coche) en cada límite provincial había un control de policía de tránsito. Ponían unos conos y pedían los papeles. Por suerte el coche de los salesianos está identificado (missâo católica) y les suelen dar de paso sin pedirles papeles.
En otros puestos se les veía sentados al lado de la zona de control pero no paraban a nadie, alguno incluso, si era avanzada la tarde, dormitaba.
Tú pensabas: “cómo puede estar durmiendo si está trabajando”, e inmediatamente repensabas… para lo que hacen y lo que molestan, es mejor que duerman…