Cuando nos acercamos a una persona para ayudarla, ya sea como sanitarios, como profesores o simplemente como personas, nos gustaría transmitirle todo nuestro cariño, nuestra solidaridad o simplemente que sientan nuestra presencia.
En ocasiones el idioma se convierte en una barrera infranqueable. O no.
Me dejaré de filosofías y os contaré lo que he vivido en este humilde puesto de salud en el confín de Angola (que equivale a decir el confín de África).
Al llegar, sin saber muy bien qué era lo que se esperaba de mí, ni si podría cumplir las expectativas de los que me invitaron a venir, de los que me desearon buena suerte o de los que “sufren” mi ausencia, me encontré con la dificultad añadida del idioma.
Como ya conté, el centro de “saúde” pertenece a los salesianos aunque está “concertado” con el gobierno, por lo que a algunos enfermeros los elige y los paga el gobierno. Es un acuerdo de desarrollo, aunque los salesianos no tienen como prioridad la salud.
Y al llegar yo, desconociendo el idioma, las enfermedades tropicales y la forma de pensar o relacionarse de estas gentes he de reconocer que estaba un poco desconcertado.
Pero soy un convencido de que lo que hace equipo es el trato, el cariño y el respeto. El primer día me puse de residente con una “enfermera” y el segundo intentaba, primero acordarme de sus nombres y después orientar el diagnóstico con ella. Ahí estaba falando malamente un “portañolo” (entre portugués y español) solo inteligible para mí y apuntando sus expresiones para recordarlas en la anamnesis (cuando haces la historia clínica): “chora muito?”(llora?), por la noite fica quente (tiene fiebre por la noche?), tem barullo na barriga (le suena la barriga?)… y otras similares. Tan es así que hoy viernes ya he pasado yo solo la consulta ¡sin traductor!. ¡Y me entendían las pacientes! (las crianças –los niños- todavía no).
Aquí hay una enfermera voluntaria, italiana, especialista en malaria, que aunque lleva dos semanas por aquí no se ha arrancado a falar portugués. Y les da formación a las enfermeras en inglés, subtitulado en portugués (o sea, que el administrativo, que apenas habla portugués y menos inglés, iba traduciendo lo que iba diciendo el fichaje internacional).
No es lo mismo.
No os cuento cuando hoy he ido saludando a la gente en Chokwe (un dialecto local). Dos palabras (anotadas): hola y adiós. Pero cuando les decías: “móllo máma” (hola mamita) o “ua-ua-ué pápa”(adiós papá) todos se sonreían.
Y reírse es el principio de la curación.
| Inés, mi enfermera |
| el equipo de salud |