Los tocados

El Cabello

La raza mayoritaria en Angola es BANTÚ.  En el sur hay Bosquimanos.

Son negro zaíno. Son alegres y simpáticos.

Los misioneros  que llevan más años aquí dicen de los locales que se les nota la tristeza de la guerra.

Ésta se llevó por delante muchas de sus costumbres. 

Una que mantienen es el cuidado del cabello.

El pelo de esa raza es muy muy rizado, pero corto. Llega a tener un buen tamaño si no lo cortan nunca, pero no crece tipo Sechu o afroamericanos. Y la impresión que da es de que no les gusta su pelo.

Por eso los varones llevan con frecuencia la cabeza rapada y simplemente hecha una raya derechita todo lo que es la frente (a escuadra).

En las  mujeres es otra  cosa. No sé si comerán, se lavarán o limpiarán la casa, pero el cabello lo llevan siempre arreglado. Es su “vicio” particular. Muchas llevan peluca de pelo negro liso (les ha valido una pasta pero merece la pena).  Otras se ponen extensiones muy llamativas, de trenzas negras (alguna “mecha” rubia). Las más  apreciadas son de pelo brasileño. Y supongo que las que no pueden tanto se trenzan su poco pelo en unos verdaderos trabajos de artesanía que supongo que les lleva un tiempo. El resultado en todo caso suele ser lo suficientemente bueno para que todas se sientan orgullosas de sus peinados. Es su  particular  saludo a la galería.

En cuanto a los  niños es muy similar. Los varones van pelones o con su pelo corto. Las niñas  son más  variadas: dos molletes laterales, trencitas propias con o sin extensiones (más cortas que las de sus mamás)… pero sobre  todo abalorios al final de la trenza. Algún resultado es  muy lindo.

Las personas de más edad también se cuidan, pero de otro modo. Se ponen pañuelos en la cabeza. Las que no tienen posibles o fueron con prisa al menos se ponen un gorro (el gorro puede ser hasta de piensos Biona   o similar). Pero si se puede y todas  pueden, llevan un pañuelo muy  colorido,  con motivos y  estampados muy  variados;  atado atrás  o adelante (viéndose el nudo, que queda más bonito). Como suelen ser de colores vistosos al darle vueltas en la cabeza (con su nudo) queda realmente coqueto.

Alguna lo lleva  con alamares, que deslumbran con el sol.  Junto con el pañolón, que se echan por los hombros  y en el que se enrebujan,  y la falda hecha de otro pañolón que les envuelve  la cintura y las piernas (si puede ser a juego o iguales mejor) el conjunto es resultón.  Los motivos de los grandes pañuelos suelen religiosos (la Virgen, la  visita del Papa a África), aunque quizás sea porque son con los que vienen a misa.

Si les falleció un ser querido el pañuelo que se ponen es negro (como lleva nuestra cocinera María, porque en Enero falleció su hijo de 26 años).  Si es el marido el que muere se ponen de luto enteras -dice María- aunque cada vez se hace menos (supongo que la alegría va por dentro). Los hombre se ponen un brazalete negro y los jóvenes un lazo “preto”.

Cuando se junta un grupo de abuelas (que aquí lo son muy pronto) con esta indumentaria parece que vayan a hacer el paseíllo en las ventas… por la elegancia.